La Isla Siniestra (Shutter Island) – Locura indefinida
Hay personas que le temen a las arañas, otras a habitaciones estrechas e inclusive hay algunas que les aterrorizan los payasos… pero se le puede temer a la locura?
Si.
Por lo menos, para mí la idea de perder la razón y no poder ubicarse en el espacio y tiempo es realmente algo aterrador.
Este oscuro temor fue pintado de manera brillante por uno de los directores más sobresalientes de todos los tiempos, Martin Scorsese en la última adaptación del exitoso escritor estadounidense Dennis Lehane llamada “Shutter Island”
La historia nos trae a dos agentes federales llamados Teddy Daniels y Chuck Aule los cuales son destinados a una remota y tenebrosa isla del puerto de Boston para investigar la extraña desaparición de una peligrosa asesina. Es el verano de 1954 y no podemos dejar de mencionar que esta isla es en realidad un hospital psiquiátrico anexo centro penitenciario dirigido por el lúgubre y misterioso director John Cawley, interpretado por el legendario Ben Kingsley, el cual alberga criminales perturbados mentalmente que han cometido horribles crímenes.
Protagonizada por su “numen” Leonardo DiCaprio en el papel de Teddy, con el cual Scorsese, ya todos sabemos, ha realizado una estrecha unión colocandolo en la mayoría de sus películas (todavía estoy tratando de decidir si esto es positivo o negativo), Shutter Island se abre como un abanico que va revelando secretos ocultos inimaginables, nos vamos percatando que la isla esconde un sinfín de peligros inimaginables… y no necesariamente son los pacientes.
Catalogada como thriller psicológico o de suspense (inclusive me atrevo a meterla en la bolsa de “terror” porque no?), Shutter Island explora las oscuridades de la mente humana y los inentendibles estados emocionales que afloran debido a los trastornos vividos por los involucrados. Uno de los grandes protagonistas de esta cinta también son los fantasmas interiores que invaden la realidad, mezclándose sutilmente en el guión durante los flashbacks que utiliza el director.
Estas visiones oscuras e intensas del pasado, las alucinaciones y los espectros cazadores nos hacen acordar a los relatos góticos de Edgar Allan Poe quien Scorsese adopta en varias escenas de la película. El espectador es llevado en un recorrido que lo manipula psicológicamente a medida que transcurre la historia, el cual es trasladado de orilla en orilla entre la demencia y la sensatez.
La cinematografía utilizada por el director propone una mezcla bien lograda de géneros donde se funde lo clásico con lo oscuro, Scorsese sin duda no quiere que perdamos de vista a la violencia que acecha los pasillos de la institución con un toque justo y necesario de filme noir que inserta en la obra.
Si bien todos tenemos en claro que no es la obra más destacada del director italoamericano, logra con excelencia transmitirnos un torbellino de sentimientos que cruzan las fronteras entre el amor y el pánico, con una banda sonora impecable que logran ese impacto solemne deseado. Lastimosamente a mi humilde criterio el único cabo suelto del film fue el final.
Sin soltar mucho, para no arruinar a los que posiblemente verán esta película en un futuro, me limito a contarles que Scorsese opta por lo obvio, opta por un desenlace que nos deja un amargo sabor a “demasiado pronosticable”, nos da la sensación que construyo un monumental castillo de misterio y oscuridad donde cobijo lo incomprensible, terrorífico, el espanto y el pánico para luego abrir la puerta y dejarlos salir en un final demasiado gastado… inclusive para él.
Mi recomendación? No perdérsela… si bien tiene elementos negativos como su protagonista que no logra convencernos en un 100% y un desenlace no muy elaborado, vale la pena quitarse la duda y deleitarse con un clásico de este director que definitivamente hará que discutas con tus amigos una vez terminada la travesía mental.
Trailer Shutter Island